Muchas son las patologías que presenta el hormigón armado y que requieren de su intervención para asegurar la seguridad estructural de nuestros edificios. Daños causados por agentes externos, erosión, heladas, agua, ácidos, sulfatos, reacción de los álcalis, etc. Corrosión de las armaduras: carbonatación y ataque de los cloruros. Pero también puede presentar daños por asientos plásticos, retracciones, contracciones, compresión, tracción, flexión, cortante, rasante, torsión, punzonamiento. O bien por acciones extraordinarias, como: Fuego, Sismo, Impactos, Suelos expansivos, Asientos del terreno, Empujes del terreno, Otras situaciones.
Para realizar un buen Refuerzo Estructural se deben realizar previamente unos trabajos de reparación y regeneración del hormigón y del acero, de modo que trabajemos sobre una superficie sana y protegida. De no ser así, el refuerzo no seria eficaz, ya que no estaríamos garantizando ni el buen funcionamiento del mismo, ni la durabilidad de la estructura.